Cazador de Almas
Posted: miércoles, 6 de junio de 2012 by Sue Uzumaki in
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Cazador
de Almas
Por
Uzumaki Sue
Hola,
mi nombre es Sue, pero se me conoce como el ‘Ángel de la Muerte’.
No recuerdo mi pasado, solo que a mis 18 años me quite la vida, mi
alma perdió el camino y vagué por el sendero de la muerte hasta que
encontré a mi guardián, un gato blanco que guio mi camino hasta
llegar ante el “Dios de la vida y muerte” quien me dio este
trabajo –Cumplirás el último deseo de los seres humanos para
después poder llevarte su alma- eso fue lo que dijo y aquí estoy,
cumpliendo mi trabajo con mi fiel compañera “Kira” ella es mi
guía, mi guardián, pero también es mi arma, cuando está conmigo
no aparenta ser más que un extraño gato pero cuando es momento de
trabajar, se convierte en una guadaña capaz de cortar lo que sea.
No
sé exactamente cuánto tiempo llevo haciendo esto, pero sé que han
sido varios años. Es un trabajo que tiene su parte buena y mala,
ayudo a las personas a no dejar nada pendiente pero al terminar,
tengo que llevarme su alma, separarla de sus seres queridos, yo no
podría llamar a esas almas “almas en paz” pero tengo que cumplir
con lo que se me ha ordenado. He visto desde niños que me tratan
como su ángel guardián, jóvenes que se preguntan ¿Por qué
ahora?, ancianos que ya “me esperaban” y otras personas más cuyo
último deseo es “no me lleves” pero esa es una petición que no
puedo cumplir.
Hoy
es otra noche de trabajo, sentada en una cerca vestida con el
pantalón de mezclilla negro y la blusa azul con la que morí, encima
de todo una túnica negra con capucha; el cabello suelto y castaño;
a mi lado, Kira, platicándome de la vida ¡Ja! que ironía, yo estoy
muerta. A lo lejos se veía una persona que venía hacia nosotras,
era Mía, la mensajera de Almas; era quien nos daba los datos de las
personas por las que debíamos ir y al parecer, este era un trabajo
que no iba a ser fácil –Hola Sue, ¿Cómo has estado?- me dijo
tranquilamente, ella siempre era enérgica y ya llevaba mucho más
tiempo trabajando en esto, aunque no aparentaba mas de sus 10 años
cuando fue que murió de neumonía –Hola Mía, ¿Quién va a ser
ahora?- le pregunte sin más –Tan seria como siempre, esta es tu
nueva misión- me extendió la mano con un sobre negro para después
salir de allí –Es hora Nya~- Kira se levanto de mi lado para tomar
la forma de guadaña como era costumbre; me levante, me puse la
capucha y tome la guadaña para salir hacia mi destino.
Utilizaba
la guadaña como transporte así como una bruja su escoba, tras volar
unos cuantos metros y caminar unos mas llegue a mi destino, me
encontraba frente a una casa que me traía una terrible y
entristecedora nostalgia aunque no sabía porque, atravesé la puerta
como era mi costumbre y me detuve por un momento; -¿Qué sucede Sue,
Nya~?- escuche la voz de Kira preguntándome –No es nada- le
conteste y seguí caminando. Me adentre en la casa, las luces estaban
apagadas pero la luz de la luna atravesaba las ventanas; estaba
vacía. Mi curiosidad era muy grande, ¿Por qué esa casa me parecía
familiar?; vague un momento por las habitaciones, los pasillos me
parecían interminables… no había fotografías; de repente… un
ruido, era la puerta, voces comenzaron a inundar ese lugar y las
luces se encendieron, eran dos hombres y una mujer. Ellos no podían
verme, pasaban a través y frente a mí sin ningún problema, nunca
me sentí así antes… mi objetivo era aquella señora de mirada
triste y aspecto cansado tenía unos 45 años, según el historial
que me habían dado estaba enferma y ya nada se podía hacer para
salvarla.
Espere
a que todos fueran a dormir, yo solo podía aparecer en los sueños;
no paso mucho tiempo para que eso pasara, se sentaron a la mesa a
cenar y fueron a dormir. Me acerque a la habitación de la mujer y me
pare a su lado, dormía tranquilamente, tome la guadaña y di un
suave golpe en su frente, segundos después me encontraba en sus
sueños, sentí una sensación extraña en mi cuerpo, todo estaba en
blanco. Camine unos segundos y me la encontré, estaba de espaldas a
mi –Sabia que vendrías, te estaba esperando- dijo y se dio la
vuelta mirándome tranquilamente pero su expresión cambio cuando
miro mi cara lanzándose hacia mí con un abrazo y un suave
‘perdóname’; no sabía lo que pasaba pero le correspondí y las
lagrimas invadieron mi rostro. No duro más que unos cuantos segundos
y se separo de mi –Dime que eres tú, dime que esto no es un sueño-
me dijo entre lagrimas y sollozos –Si es un sueño señora pero no
uno normal, soy el Ángel de la Muerte, vengo a cumplir su último
deseo y a llevarme su alma- le dije como a cualquier otra persona que
visitaba, ella me miro a los ojos y sonrió –Eres tal como te
recuerdo- ella tomo mi mejilla y un extraño calor invadió mi cuerpo
–¿Usted me conoce?- por alguna razón no quería completar esta
misión –Claro que te conozco, hija mía- no podía creer lo que me
decía –¿Cómo es que terminaste con este trabajo?- no podía
contener las lagrimas al saber que tenia a mi madre frente a mí y en
ese momento, recordé todo.
Era
un día normal de escuela pero con mis calificaciones y mi vida, lo
normal era un desastre, salí de la escuela después de haberme
quedado a mi castigo por pelearme con un profesor, camine
directamente a mi casa porque sabía que mi madre estaría molesta
por llegar tarde pero no escucharía razones porque estaría muy
ocupada peleando. Al llegar a mi casa abrí la puerta y tal como
había predicho ella estaba frente a la puerta esperándome –Se
puede saber ¿Por qué llegas tarde?- la evite y fui directo a mi
habitación pasándole de lado, escuchando sus gritos llamándome; mi
hermano encerrado en su mundo como siempre, mi padre trabajando y mi
madre histérica, me encerré en mi cuarto y me recosté sobre la
cama con la almohada en la cara esperando a que se callara. Pasaron
unos cuantos minutos y el silencio reino, abrí mis cuadernos con la
fiel intención de esta vez hacer mis deberes pero, ¿Para qué? Si
ellos no esperaban nada de mí; tome una toalla y me dirigí al baño,
abrí la ducha, el agua calmaba mis nervios, me sumergí en ella, un
mar de calma inundo mi cuerpo… me perdí. Al momento siguiente me
encontraba frente a un pasillo en blanco que no tenia fin, caminaba y
caminaba pero nunca encontré una puerta o algún otro pasillo, solo
esa inmensa blancura llenando cada rincón hasta que al frente mío
apareció Kira –Ven conmigo- y la seguí hasta llegar a lo que
parecía ser ‘Mi Destino’.
Así
fue como llegue a este preciso momento, mi madre pidiéndome perdón
y yo un Ángel de la Muerte, no quería llevármela pero eran ordenes
-¿Cuál es tu último deseo?- le pregunte entre lagrimas –Hija,
que me perdones siempre ha sido mi único deseo, siempre fuiste muy
importante para mí y nunca te lo demostré, pero quiero que sepas
que siempre te quise mucho y solo quería lo mejor para ti- esas
palabras eran las que mi alma esperaba –Tu último deseo ha sido
concedido- así terminaban todas mis misiones, con esas mismas
palabras para luego alzar mi guadaña y cortar su alma por la mitad
–Prométeme que cuidaras de ellos- fueron sus últimas palabras
antes de que su alma tomara la forma de mariposa y saliera volando a
donde descansaría en paz.
Aparecí
de nuevo al lado de la cama con lágrimas en mis ojos, su cuerpo no
respiraba pero tenía una linda sonrisa, bese su frente y sequé mis
lágrimas para salir de ese lugar. Entre a los sueños de mi padre y
mi hermano explicando lo que había pasado y que todo estaría bien,
habían pasado ya 5 años de mi muerte y ellos habían cambiado,
siendo mas unidos; una familia rota pero al final una familia.
-Hace
mucho que no llorabas, Nya~- me dijo Kira al volver a su forma de
gato caminando a mi lado –Esto es de lo que me hablabas ¿No es
así?- fue lo único que pude decir y ella me miro –Si, este es el
castigo que deben sufrir aquellos que se oponen a las leyes de la
muerte y se quitan la vida, Nya~ seguirás haciendo tu trabajo
mientras uno de tus familiares siga con vida o cuando uno de ellos
tome tu lugar, Nya~- seguí caminando, con la frente en alto,
protegería lo que quiero para que ellos no terminen como yo, para
que nadie más tenga que pasar por esto. Soy el Ángel de la Muerte