Un cuento sin nombre. Part 2

Posted: lunes, 23 de abril de 2012 by Juan L. in
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Una sorpresa inesperada.
Se la hacia tarde a Al, por lo que aumentó la velocidad o iba a perder su importante compromiso. Estaba pasando por un puente que conectaba dos de las secciones del pueblo divididas por un enorme rio, entonces recordó lo que decía la gente acerca de ese rio, decían que era extremadamente peligroso, ya que era muy rápido y al momento en que algo caía a este lo jalaba de inmediato y nadie sabia a donde terminaba, ya que mas adelante se encontraba la cascada sin fondo, muchos decían que si tenia fondo, pero que era tan alta que no se alcanzaba a ver este. Al desvió nuevamente su atención hacia el puente y continuo su camino sin dejar de ver el rio y sus violentas aguas.

Casi había llegado hasta el otro lado del rio cuando alcanzo a divisar un grupo de motociclistas que iban directo hacia el en sentido contrario, se trataba de los corazones negros, un grupo de lobos que se encargaba de causar problemas a todo el mundo y al parecer era el turno de Al. Estaba temeroso por su vida y no pensó correctamente, así que lo único que se le ocurrió fue orillarse lo mas que pudo al viejo puente de concreto, lo que no fue la mejor idea, al contrario, fue lo mas estúpido que se le pudo ocurrir, pues cuando los corazones negros estuvieron a su altura lo envistieron arrojándolo hacia el turbio rio, pensando mientras caía en lo idiota que fue en tomar esa decisión.
Cayo y cayo por algunos segundos que le parecieron una eternidad hasta que sintió un fuerte golpe en la espalda seguido de un fuerte baño de agua helada, había caído cerca de la orilla del rio, pero no lo suficiente para poder salir de este, y por las turbias aguas fue arrastrado directamente hacia la cascada. Lo único que pudo hacer Al fue patalear y luchar contra la corriente, por desgracia, esto no fue suficiente; cuando menos se dio cuenta ya estaba cayendo por la cascada mientras que aun luchaba contra la fuerza del agua como si aun le sirviera de algo.
Si los segundos que duro en caer del puente al rio le parecieron una eternidad ahora imagínense lo que sintió al caer por la cascada sin fondo, caía y caía, y cada vez ganaba más y más velocidad, pero esto no le importo en lo absoluto, ya que era tanta la distancia que ya había recorrido y aún no se veía el fondo que decidió mejor disfrutar de su caída y ver que podría
usar en caso de que realmente no tuviera fondo la cascada y no muriera de hambre. El agua no era un problema, ya que había mucha y era imposible que se la acabara el solo, el problema era la comida, no sobreviviría mucho sin comida, así que empezó a buscar a su alrededor.
Alcanzo a distinguir que no era el único que estaba cayendo solo, sino lo contrario, tenia mucha compañía, junto con el estaba cayendo todo un banco de paces león, eran de color amarillento y tenían una gran melena adornando sus graciosas cabezas, nadaban con gracia como si no les interesara que estuvieran cayendo, de hecho, parecía que no sabían que estaban cayendo, ya que se veían seguros de saber hacia donde iban, o tal vez era así, tal vez se habían dirigido a la enorme cascada a propósito, tal vez si tenia fondo realmente. –Si en realidad tiene fondo la cascada, el único problema va a ser que no tengo ni la menor idea de que voy a hacer cuando llegue a este, pero creo que eso va a tar…- Sus pensamientos fueron bruscamente interrumpidos cuando vio que estaba bastante cerca de lo que era el fondo del aparentemente interminable abismo, tenia que pensar rápido o se estrellaría bruscamente con el agua con tal intensidad que todos sus huesos se destrozarían de inmediato.
En tan solo unos segundos su vida llegaría a su fin, y lo peor era que su cuerpo quedaría irreconocible después de una caída de tal magnitud. Lo único que se le ocurrió hacer a Al fue dejarse caer de cabeza y meter los brazos para amortiguar un poco su caída. Al fondo de la cascada se apreciaba un hermoso bosque de una especie de arboles que al nunca había visto antes –Al menos me llevare una buena imagen antes de morir- se dijo a si mismo y lo ultimo que hizo fue cerrar los ojos y esperar su trágica muerte.
El cuerpo de Al estaba casi en el fondo de la cascada, solo le faltaban unos cuantos metros, estaba a punto de chocar cuando de repente una extraña silueta lo arrojo hacia el azulado pasto de verano, pero para entonces Al había perdido la conciencia.
Para cuando recobro el conocimiento, aun muy aturdido por el golpe, hizo una rápida inspección a su entorno, se encontraba cerca del rio recargado en uno de los arboles que había visto cuando caía, escucho ruido de leña quemada y percibió un agradable aroma a sopa casera, misma que no probaba
desde que era un niño, ya que en muy poco tiempo empezó a industrializarse el pueblo y había perdido el toque típico para ser remplazado por las tecnologías de la nueva era.
Es asomo del otro ladeo del árbol y vio a una joven chica con un atuendo caucásico de bailarina de ballet, tenia puesto un payaso con piernas con forma de piel de zabra pero eran color rojo con rayas negras, la parte del tronco era de color negro y los brazos eran de color rosa mexicano al igual que sus zapatos, su tutu era de color negro y su largo pelo negro era sostenido por una liga con la figura de una pequeña calavera de ojos negros que aparentemente parpadeaba y tenia vida propia, Al nunca había visto algo igual, su piel era tersa como la porcelana y blanca como la nieve, su pelo largo como el día y negro como la noche, sus ojos eran de un tono único de azul, ya que brillaban como dos pequeños diamantes, sus labios suaves como las nubes y pintados con un color negro parecido al de su pelo que estaba sujeto por la pequeña calavera.
La chica se volteo de inmediato cuando al piso accidentalmente una rama del árbol y la destrozo con su mano, la chica se sonrojo al ver que al no le quitaba la vista de encima y cuando Al lo percibió lo único que se le ocurrió fue preguntarle con voz seca y tímida – ¿Tu me salvaste en la cascada?- La chica asintió y se le coloro aun mas la piel.
Al respondió con voz agradecida a la joven chica – ¿Tienes nombre?- La chica inclino un poco la cabeza y respondió… bueno imaginen el nombre que le sea mas de su agrado y colóquenlo en lugar del que pondré, An; la chica respondió –Mi… mi nombre… es… me llamo An- corto la frase de inmediato y se dio la vuelta rápidamente para continuar con la sopa que se cocinaba en un caldero.
-Entonces… An, gracias, si no hubiera sido por ti ahora estaría… bueno, tu sabes…- dijo Al con la esperanza de iniciar una conversación, y al parecer empezaba a dar resultados, pues alcanzo a escuchar una leve sonrisa de parte de An que lo lleno de alegría. Su sonrisa era tierna y dulce, era como escuchar reír a un infante, lo llenó de gozo y alegría e hizo que empezara a sentir algo fuerte por ella.
Ambos se quedaron un buen rato sin hacer absolutamente nada a demás de ver como la sopa se preparaba en el fuego. Al o sabia de que era exactamente la sopa, pero tenia que admitir que olía muy bien, por el borde de la hoya donde se estaba cociendo dicha sopa, flotaban trozas de hiervas y carne, lo que hizo que se preguntara a si mismo -¿De donde ha podido sacar esa carne? No veo que traiga una bolsa o algo por el estilo donde pudiera haber traído esta carne, ni tampoco creo que hubiera matado algún animal, estaría llena de sangre y no es así- finalmente se decidió y le pregunto –An… ¿de que es la sopa?- De inmediato volvió a inclinar la cabeza y a ponerse nerviosa, pero finalmente respondió –Es… am… es de… es una sopa muy especial…- Al empezó a sospechar del verdadero contenido de la sopa, ya que era muy desconfiado.
Pasaron otros minutos hasta que finalmente An se puso de pie y fue detrás de un árbol donde saco una pequeña bolsa que parecía estar hecha de hierbas del bosque, lo que hizo que reconsiderara las cosas con respecto a sus sospechas sobre la carne. An saco de la peculiar bolsa un pequeño plato de madera tallado a mano, con lo que Al pudo concluir que en esa bolsa traía la hoya y la cuchara con la que había preparado la sopa, el único problema es que a demás de eso, solo traía un afilado cuchillo que parecía haber sido usado recientemente, lo que iza que las sospechas volvieran.
An tomo la cuchara y sirvió un poco de sopa en el plato de madera, pero al seguía dudando de los ingredientes de la sopa, por lo que se decidió a hablar –¿Y por que la sopa es tan especial?- pregunto, y An de inmediato volteo hacia arriba y se le dibujo una leve sonrisa en su joven rostro – Cuando era niña mi madre solía hacerme esta sopa, esta hecha de hierbas y hongos comestibles que se dan por esta región- Para cuando dijo la ultima oración la sonrisa ya había duplicado su tamaño, e hizo que Al se sintiera como un idiota por haber desconfiado de una persona así, pero de cualquier modo aun le pregunto -¿Y de que lugar haz sacado la carne, ya la traías?- ya que la curiosidad era otro de sus defectos. An volteo a ver las copas de los arboles perdida es sus pensamientos y finalmente dijo – ¿Ves esos arboles? Parecen comunes y corrientes, pero son únicos, son arboles de carne, mi madre me enseño a conseguir su carne, lo que tienes que hacer es cortar un troza, quitarle la corteza y prepararla lomo lo desees-.
-¿Vives cerca de aquí?- pregunto Al, An asintió, le dijo – Vivo en un pequeño pueblo a no mas de diez minutos, termina la sopa y te llevare a conocerlo. Al empezó a comer la sopa y al primer sorbo que le dio sintió que su lengua experimentaba una nueva sensación de sabor, un nivel de sabor al que nunca habían llegado sus papilas gustativas, gustoso termino con la sopa y, como lo había prometido, An le dijo que la siguiera hacia su casa, Al le hizo caso y juntos caminaron por una pequeña vereda que los llevaría hacia el pueblo.
Mientras caminaban, Al contemplaba la cascada, y vio a la gran altura a la que estaba la cima, por lo que perdió la esperanza de llegar a su compromiso o incluso de poder volver a casa algún día.

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